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Domingo de Ramos 2017: La ilusión de un soñador

Suelen decir que los soñadores están bastante locos, porque su vida solo es pura fantasía. Pero a veces los sueños se cumplen. Y hoy gracias a mi banda de Las Cigarreras puedo cumplir el sueño de todos los años, de poder ir detrás de ti y acompañado de mi fiel escudero. Nunca dejes de soñar, porque a veces los sueños se cumplen. Y abre los ojos que hoy es Domingo de Ramos.

La espera se hizo eterna, pero como siempre, ver que la puerta hacia los sueños se abría, mereció la pena. Justo a su horario habitual establecido y en una Calle Sol abarrotada los nazarenos de túnica blanca y botonadura rojo sacramental ya empezaban a transitar.

La ilusión ya se respiraba en el ambiente y entre nuestras filas no se aguantaban los nervios. Hasta que de repente se vieron los ciriales del Santísimo Cristo de La Cena y, detrás de ellos, se vislumbraba el misterio que tallara Ortega Bru y el magnífico Cristo de los ojos verdes de Sebastián Santos. La conjunción perfecta estaba a punto de producirse y cuando los primeros rayos de Sol ya iluminan la canastilla del paso los sones de la Marcha Real conquistaron la calle de los sueños.

Tras la Marcha Real seguían los sones de Cantemos al Amor de los Amores, tan característico del binomio existente entre ambas corporaciones. Aunque la primera marcha que se interpretó fue Sagrada Eucaristía, que el misterio aguantó hasta “romper” la marcha y sacar la ovación del público.

Sevilla se puso de gala para su Domingo de Ramos y no podía ser de otra manera que nos regalara un Sol de infarto. La escenografía y el ambiente era perfecto, y la banda llevaba esperando ese momento durante mucho tiempo. Muchas noches de ensayo para que Sevilla se enterase que la última cena no se produce un Jueves Santo, sino el Domingo de Ramos.

Tras la interpretación de Sagrada Eucaristía, se enlazó con un clásico a la salida que fue la marcha Eucaristía, quizás por los solistas o quizás por el momento pero cuando el autor la compuso estaría pensando en un momento así. No se pudo interpretar con más clase y con más sentimiento tras el Señor.

Una vez ya estando en la estrechez de la calle Gerona, la banda interpretó una marcha de Pedro Manuel Pacheco, Al Señor de la Sagrada Cena, que consolidaba la magnífica conjunción existente entre la cuadrilla del misterio y la Banda de Las Cigarreras. Y para rematar ese momento idílico no hay nada mejor que acordarse de una madre un Domingo de Ramos, puesto que es la que aguanta nuestras risas y llantos, y la que con un beso calma siempre todo nuestros miedos. Y situados en la revirá con Doña María Coronel, sonó Madre Cigarreras. En muchos casos no puedo ser objetivo, y en este menos, puesto que la marcha está diseñada para momentos como el que se vivió en esa calle en la que el paso aguantó la revirá para salir con paso firme y elegante.

Una vez pasadas las Setas de la Encarnación, y situados en la calle Laraña, esquina con Orfila, es uno de los momentos más esperados por el público. En esta parte del recorrido se tocaron dos marchas bastante recientes como son Llora La Esperanza y Alegoría de la Fe, que no dejó indiferente a nadie y que hizo volver a vibrar a los allí presentes. Ya una vez situado en la plena calle Orfila, en plena Capilla de San Andrés, se interpretó Prendido, obra musical de Francisco Javier Torres Simón, que está teniendo un peso bastante importante en el crecimiento musical de Cigarreras.

Fue ya adentrados en la Plaza del Duque cuando se interpretó uno de los estrenos más esperados de este año, Lux Aeterna, obra también de Francisco Javier Torres Simón, dedicada a la Hermandad de la Trinidad y a todos los donantes de órganos. Y que se estrenó en la Iglesia Colegial del Divino Salvador. Seguida a esta marcha se volvió a interpretar Cantemos al Amor de los Amores y Eucaristía, ya situados en plena Plaza de la Campana.

Con ¡Y tú, Estrella! se finalizó el camino de ida hasta la Catedral. Al ser hermanos honorarios de la Hermandad de la Sagrada Cena, acompañamos al cortejo en su paso por la Catedral de Sevilla. Momento muy emotivo para la banda que solo vuelve a entrar en la Catedral con el paso de misterio de la Hermandad de Las Cigarreras. Es bastante anecdótico que la Banda de Las Cigarreras comenzó a tocar tras el Santísimo Cristo de La Cena que tras la Hermandad de Las Cigarreras.

Una vez ya de vuelta hacia la Iglesia de Los Terceros, situados en la Cuesta del Bacalao la tarde ya caía sobre la capital hispalense y los rayos de luz dejaban tonos rosados en el cielo. Y con la interpretación de Una palabra tuya, Pasión, Muerte y Resurrección y Por Triana, Soberano el misterio de la Sagrada Cena dejó un dulce sabor entre el público allí presente.

Y un nuevo estreno musical tenía lugar en la calle Francos con la marcha Inspiración, dedicada a Juan Vizcaya y la Cuadrilla de Costaleros de Nuestro Padre Jesús en su Soberano Poder ante Caifás con motivo del XL Aniversario fundacional, de Rafael Vázquez y Jose Manuel Reina. Una calle que estaba repleta de público y que hacía más espectacular si cabe el tránsito de la cofradía por dicha zona.

Además, como aspecto positivo durante esta jornada de Domingo de Ramos, el Cuerpo de Seguridad del Estado, decidieron adelantar las vallas que pusieron el año pasado en la Cuesta del Rosario, lo cual le dio también más vistosidad al Domingo de Ramos y que la cofradía en muchos tramos estuviese más arropada y no con un panorama tan desolador como el año anterior. Y fue en la Cuesta del Rosario donde se interpretaron las marchas Esa espina de Tu cara y Macarena.

Pasada la Plaza de la Alfalfa, la Hermandad de la Cena tiene en la revirá de Calle Boteros que es una de las estampas más espectaculares de todo su recorrido. Y como venía haciéndose desde hace unos años, este no fue menos que el anterior. Se interpretaron Cordis Mariae, de Rafael Vázquez, antes de empezar la revirá y para culminarla el tercer estreno 2017 que sonaba el Domingo de Ramos: Y dijo Anás…, de Pedro Manuel Pacheco Palomo, siendo esta marcha tal y como apunta su autor en las partituras: “un fiel reflejo de lo que ocurre cada Martes Santo en la plaza de San Lorenzo cuando el reloj marca sobre las 3”, y tal y como ocurre cada Martes Santo la Calle Botero se inundó de aplausos por la magnífica compenetración entre el paso y la Banda de Las Cigarreras.

Pasada la Plaza del Cristo de Burgos, haciendo la revirá para la calle Alhóndiga se escucharon las melodías de la marcha La Carretería. Y una vez ya situada la Hermandad de La Cena en la Plaza de San Leandro se interpretaron Tus lágrimas. El sueño parecía no querer terminar, ya que todo estaba perfectamente hilado y como si de la imaginación de cualquier cofrade lo hubieran cogido y lo hubieran hecho realidad.

Y uno de los momentos culmen de todo el recorrido fue como viene siendo habitual en revirá de Cardenal Cervantes con Santiago, que el año pasado se realizó a los sones de La Carretería y Una palabra tuya, y este año ha sido Luz de Misericordia, de Rafael Vázquez; y En tu Buena Muerte, de Pedro Manuel Pacheco Palomo; cumpliendo las expectativas del público allí reunido. Una de las últimas marchas que se interpretaron ya al final de la calle Santiago fue todo un himno para Las Cigarreras como es Amor de Madre, de Francisco Javier González Ríos, y que no podía tener mejor escenario de fondo que la Iglesia de Santa Catalina, ya viendo en el horizonte el final de su restauración.

Ya enfilando la última calle de nuestro sueño y que despidió a este ansioso Domingo de Ramos, fue un no parar de interpretaciones. En esta bendita calle se interpretaron María, Reina y Madre y Ante Anás… El Hijo de Dios, que de esta manera casi cerraban el último capítulo a este magnífico Domingo de Ramos.

Pero nuestro Domingo de Ramos nunca se consume sin escuchar los sones que nos recuerdan que al día siguiente estaremos acompañando a nuestro Soberano Poder ante Caifás. Y como ya es tradición se interpretaron: Costalero del Soberano, Marcha Real y Cantemos al Amor de los Amores. Entrando toda la formación en la Iglesia de Los Terceros. Un sueño hecho realidad que tendrá su prórroga el día del Corpus, donde la Banda de Las Cigarreras tocará, de nuevo, tras el Cristo de la Sagrada Cena.

Fotografías: Salva López, Carlos Vázquez y Tomás Quifes.

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