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Viernes Santo 2015: ¿Habrá imagen más bella?

La de un nazareno vistiendo ese azul de terciopelo rondando las calles del Arenal cuando empieza a caer la tarde del Viernes Santo… Día soleado en Real de la Carretería donde los balcones engalanados marcaban el paso del aire entre los barrotes y las macetas, ese mismo aire que recorrería la hojarasca del misterio cuando los valientes de abajo pisaran los adoquines de esa calle tan sevillana.

Con rigurosa puntualidad el cortejo iniciaba su estación de penitencia, cuando el martillo sonaba en el interior de la capilla se hizo el silencio para presenciar ese milagro….¡Y ya estaba en la calle! El misterio de las Tres Necesidades ya llenaba las calles del Arenal donde tras la Marcha Real se interpreto Cristo del Amor para empezar esta jornada tan llena de romanticismo.

El paso avanzaba las primeras calles a nuestros sones, en la Puerta del Arenal tras una majestuosa levantá, a la mano el Señor de Sevilla se hizo música para el deleite de los allí presentes. El misterio avanzaba buscando a la Plaza Nueva donde desojábamos marchas como La Carretería entrando en Gamazo y Stabat Mater Lacrimosa para la revirá en calle Barcelona.

Ya en la Plaza Nueva se interpretó Santísimo Cristo de las Tres Caídas al pasar por el anden del Ayuntamiento, la antesala del discurrir por Tetuán donde las fachadas arropaban las melodías de Jesus ante Anás o La Cruz Gitana y ya en calle Velazquez con La Milagrosa.

La Campana nos transportó a otro tiempo con los sones clásicos de Réquiem, La Soledad de San Pablo y La Lanzada para marcharse por Sierpes de la manera más elegante. Avanzaba la Carrera Oficial y con Azotes se mostró ante la Plaza de San Francisco. Ya en la Avenida de la Constitución apuraba los últimos metros hasta la Catedral con Nuestra Señora de Consolación y Lagrima, Maestro, Virgen de la Victoria y La Virgen de la Paloma.

Salió de la Catedral con Misericordia Isleña para buscar la Plaza del Triunfo entre las notas de Virgen de la Salud y el cielo encendido de un atardecer eterno. La calle Santo Tomás fue testigo de Dulce Nombre de María y Amor de Madre para cruzar la Avenida de la Constitución buscando la calle Santander mientras el día se consumía como la cera y el incienso.

Stella Maris para llegar a Temprado donde comenzaba el final de otro Viernes Santo, la música se volvía terciopelo para los oídos con Madre Cigarrera y Una Palabra Tuya para llegar triunfal el misterio a la calle Dos de Mayo donde ante la Hermandad de Las Aguas sonaba La Carretería.

La obra de arte de cada Viernes Santo estaba en su ocaso cuando Y fue azotado y Ave María acariciaban el aire entre la canastilla y el letrero de la calle Rodo donde Cordis Mariae fue su banda sonora flotando sobre los adoquines.

Una exquisita saeta desde uno de los balcones mientras destemplados tambores sonaban para que las primeras trabajaderas pisaran la calle Real de la Carreteria donde En tu Buena Muerte puso sentido a la revirá y toda la jornada vivida.

Apenas metros para llegar al dintel, Al pie de tu Santa Cruz sonó, un año más las notas se apagaban con los lirios tras la Marcha Real añorando lo vivido y sentido con Nuestra Hermandad de La Carretería regalándonos tan bellas imágenes donde nos preguntamos… ¿Habrá imagen más bella?

Fotos: Tomás Quifes

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