Si es verdad que los sevillanos disfrutamos más las vísperas de nuestras fiestas que la propia fiesta en si, ese dicho popular se tornó el pasado Viernes de Dolores en realidad. Y es que acompañamos un año más a la querida Hermandad de la Misión en su estación de penitencia por las calles de Heliópolis.
A las 18:00 horas, con la puntualidad que atesora esta Hermandad del Claret, se abrían las puertas de la iglesia, dando lugar a un reguero de nazarenos azules que anunciaban la realidad consumada: Estamos a las puertas de una nueva Semana Santa.
La Hermandad de la Misión está experimentando un crecimiento considerable tanto en la hermandad como en su cortejo, y ayer pudimos comprobarlo in situ, ya que cada vez más más tiempo desde que comienza a tocar la Banda Sagrada Columna y Azotes, en la Cruz de Guía, hasta que asoman los ciriales por el dintel de la puerta.
Una vez que el paso comandado por el capataz Antonio Santiago se encontró en la calle, y tras la clásica marcha Cristo del Amor, el Señor de la Misión avanzó sus primeros metros con el estreno de este año en nuestro repertorio: Cordis Mariae, obra de Rafael Vázquez Mateo. Esta composición, que ha calado muy hondo en la Hermandad, se interpretó también a la entrada de la cofradía.
Del recorrido, destacar lo emotivo de su discurrir por las distintas residencias de mayores que se encuentran en este barrio de Sevilla, o el romanticismo de la parte final del recorrido, entre naranjos y azahares del barrio de Heliópolis.
Una jornada de lujo junto a una gran Hermandad en una posición privilegiada, así vivimos en Las Cigarreras la víspera de la Pasión.
Fotos: Pepo Herrera en El Correo y @gonzalez_remi en Twitter.