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Martes Santo 2018: Un Martes para la historia

Si había algún día de la Semana Santa 2018 sobre el que se encontraban puestas todas las miradas ese era el Martes Santo. Una de las jornadas más conflictivas de la Semana Santa de Sevilla en cuanto a horarios y cruces de Hermandades se refiere por primera vez daba un paso al frente en busca de una solución realmente efectiva que terminase con cruces, parones y Hermandades que procesionaban más tiempo en la madrugada del Miércoles Santo que en el propio Martes Santo. De este modo, el Martes Santo 2018 presentaba un configuración totalmente distinta a la habitual, haciendo las Hermandades el recorrido de Carrera Oficial a la inversa, es decir, como ocurre en diversos puntos de Andalucía: Entrando por la Santa Iglesia Catedral. 

La llegada a San Lorenzo ya dejaba claro nos encontrábamos ante un Martes Santo nunca antes vivido, y es que llegábamos a una plaza bañada por completo por rayos de sol. Entre mil comentarios en redes sociales y un gran protagonismo de medios como la radio para saber cómo discurría este histórico día, la Hermandad de San Lorenzo ponía sus primeros tramos en la calle en torno a las 18:35 horas.

Poco después, esos rayos de sol que inundaban el compás de San Lorenzo se reflejaban en la radiante canastilla del misterio de Jesús ante Anás, que culminaba en 2018 un profundo proceso de restauración. Tras la Marcha Real y como viene siendo tradicional, sonaron tres composiciones que forman parte del repertorio clásico bofetero: Señor de Sevilla, Jesús ante Anás y Dulce Nombre de María.

Las ovaciones se sucedían en los primeros metros del recorrido con un ambiente de día extraordinario. Marchas como Sagrado Decreto, Sobre los pies te lleva Sevilla Llora la Esperanza se pudieron escuchar en calles completamente atestadas de público, a excepción tal vez de la fría Amor de Dios. Estando el Señor en esta calle, el cortejo sufrió un leve parón, consecuencia natural del cruce con la Hermandad de San Esteban en la calle Orfila, pero nada comparable a lo vivido tradicionalmente en la zona del Duque.

Una vez retomado el ritmo habitual de la procesión, con las marchas Madre Cigarrera y Tus Lágrimas, el misterio llegó a una zona tan bella como inédita como es el compás de la Plaza de San Andrés. 

Tras sonar En mis recuerdos… entre los naranjos de la Plaza de San Andrés, se vivió un momento realmente especial para los músicos de Las Cigarreras, y es que esta histórica jornada nos regaló una estampa único como fue el momento en que el misterio de Jesús ante Anás discurría ante el misterio del Prendimiento ya completamente exornado, al que ponemos nuestros sones cada Miércoles Santo. Como no podía ser de otro modo, sonó Jesús en su Prendimiento.

Continuando el discurrir buscando la Santa Iglesia Catedral, la Hermandad del Dulce Nombre aceleró su paso por calle Cuna ganando tiempo al reloj del Martes Santo. Stella Maris se pudo escuchar en esta calle donde largas chicotás a tambor llevaron al misterio de la Bofetá a un nuevo enclave único: La Plaza del Salvador. 

El público se agolpaba en una de las plazas más señeras de Sevilla para ver el discurrir de la Hermandad de la Bofetá a los sones de una de las composiciones más nuevas de la Banda de Las Cigarreras dedicada a la Hermandad como fue Ante Anás… El Hijo de Dios. Tras la composición del querido Critóbal López Gándara, sonaron Y fue azotado y Divina Pastora de Cantillana.

Y tras la inmensidad del Salvador, estrecheces. Estrecheces como las de las calles Álvarez Quintero, Chapineros, Francos… Estrecheces que nos dejaron momentos de intimidad con el Señor abofeteado y revirás para el recuerdo como las que pudimos vivir a los sones de unas marchas que parecían concebidas para este paso y estas calles… En tu Buena MuerteUna palabra tuya.

Ya más cerca de la Catedral de Sevilla el misterio se acercaría a una Cuesta del Bacalao que, por primera vez, sería bajada en lugar de subida. La sucesión de sones que escucharon tras Jesús ante Anás desde este enclave hasta el interior de las naves catedralicias consistieron en las marchas más clásicas del repertorio cigarrero de los años 80 y 90, como fueron La Soledad de San Pablo, Eucaristía, Maestro, Macarena, Refúgiame y Réquiem. Un repertorio que hizo las delicias de los más nostálgicos en un entorno privilegiado como son los alrededores de la Giralda.

Realizada la Estación de Penitencia en la Santa Iglesia Catedral con total puntualidad, el misterio de la Bofetá emprendía el regreso a San Lorenzo a las 23:10 horas. Esta hora más temprana de lo habitual, unido a lo novedoso del día, hizo que la carrera oficial se encontrase considerablemente más poblada que en años anteriores a pesar de ser la Hermandad del Dulce Nombre la última en discurrir por el recorrido oficial.

A buen ritmo y con el poderoso andar del misterio, llegamos marcha tras marcha a la plaza de la Campana, donde la Hermandad retomaría el itinerario tradicional de ida, pero a la inversa. Amor de Madre y Mirada de Dulce Nombre sonaron ante un frío público de la Campana parco en aplausos.

Tras abandonar la Carrera Oficial, otro gran momento del Martes Santo iba a tener lugar en la Plaza de la Gavidia. En este punto, al que se llegó con marchas como Madre de Dios, Al Señor de la Sagrada Cena, o Cordis Mariae, pudimos vivir una imponente revirá de dos marchas que fueron Al pie de tu Santa Cruz, e Y dijo Anás… la última gran marcha de Pedro Manuel Pacheco, dedicada precisamente a la Hermandad del Dulce Nombre. El buen hacer de los costaleros del misterio con los sones de Las Cigarreras bordaron una chicotá que levantó los aplausos de toda la plaza.

Y ya en los últimos metros de este histórico Martes Santo, las estrecheces de la calle Cardenal Spínola nos llevarían inexorablemente a una Plaza de San Lorenzo tan ausente de luz como abarrotada de público. La entrada del Dulce Nombre es de por sí uno de los momentos de la Semana Santa de Sevilla, unido a que por primera vez tenía lugar a una hora bastante más temprana, hizo que la plaza mostrara un aspecto ideal para disfrutar de esta entrada, que en lo musical fue sublime: Ante Anás… El Hijo de Dios, Dulce Nombre de María, Y fue azotado y Costalero del Soberano precedieron a la Marcha Real, que sonó ante una ovación de las que se guardan en el corazón de cuantos vivimos esa última chicotá.

El Martes Santo 2018 fue un Martes Santo diferente, único, especial e histórico que sólo el tiempo dirá si volveremos a vivir o quedará para contar como anécdota a las próximas generaciones. El tiempo dirá y muchas cosas podrán cambiar en la Semana Santa de Sevilla, pero lo cierto es que la elegancia de la Hermandad del Dulce Nombre permanecerá intacta como quedó patente en este día, para gozo y disfrute de todos los cofrades.

Fotografías: Tomás Quifes, Fran Santiago y Rocío Ruz.

Información del autor
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Juanjo Dorado
Director de comunicación. Componente en la cuerda de trompetas.
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