Domingo de Ramos 2016: ...y al salir el Sol
Domingo de Ramos en Sevilla. Tan solo leer, escuchar o pronunciar esa frase y a cualquier persona que lo vive y lo siente como cualquier sevillano se le coge un pellizco en el estómago. Y no, no exagero. Es lo que yo siento cuando detrás de esa frase se me vienen tantos recuerdos, momentos, imágenes y vivencias a mi cabeza y a mi corazón.
El ruido de la lluvia me despertaba bien temprano de madrugada, o ¿quizás eran los nervios de cada año? Ve a saber de quién fue la culpa a causa del estado de nervios en el que yo me encontraba en ese momento…
Las horas de la mañana no pasaban y yo no veía el momento de poner la radio para escuchar en “El Llamador” las primeras noticias sobre el tiempo para ese día, donde siempre el tiempo es eterno hasta que no llega el momento por el que llevas todo un año esperando.
Once de la mañana y el cielo empezaba a abrirse. El sol quería salir, y no es para menos sabiendo que él, iba a ser testigo de lo que sucedería en torno a las tres y media de la tarde en la calle que lleva su nombre. Y más aun, sabiendo que mi Señor de la Sagrada Cena saldría de su templo mirándolo a él con esa mirada al cielo de ojos verdes.
En mi casa, túnicas planchadas, capirotes preparados con su correspondiente antifaz, espartos, sandalias, medallas, estampitas y mi uniforme listo e impecable para el gran día de mis dos familias; la de sangre y mi familia Cigarrera.
Los nervios y la incertidumbre seguían apoderándose de mí, de mi impaciencia y de mi serenidad, hasta que nos confirmaban que sí, que salíamos, que podíamos empezar nuestra semana como Dios manda, tocando en la calle Sol y repartiendo nuestra música para todo aquel que la quisiera recibir.
Abrazos, besos, detalles y gestos de mis compañeros y amigos que me daban la vida en ese momento. Olores, recuerdos y momentos que se agolpaban en mis retinas, junto a alguna que otra lágrima derramada que era imposible de controlar.
Tras la cruz de guía, nazarenos. Mis nervios y las ganas de todos en aumento. Ya asomaba el primer farol y, poco a poco, salía el misterio. Marcha Real y Cantemos al Amor de los Amores para el Señor. Un cúmulo de sentimientos se mezclaban en mi estómago a punto de estallar como lo hace el azahar cuando florece en primavera, y yo solo podía mirar a mi alrededor para ser más consciente aún de la suerte que tengo de estar donde estoy y de que ese día, dos de los escudos que forman parte de mi vida vayan juntos uno al lado del otro.
Ya lo único que nos quedaba era llegar a la Santa Iglesia Catedral para hacer estación de penitencia junto a nuestro Señor de la Sagrada Cena, como hermanos honorarios que somos, disfrutando por las calles de Sevilla en cada chicotá, en cada revirá y en todos los momentos que se guardan para el recuerdo un año más en mis retinas.
Perdonadme si no puedo describiros todo lo que eso engloba, pero tendríais que vivirlo para saber y comprobar con vuestros cinco sentidos cómo se vive un Domingo de Ramos, en la calle Sol con Las Cigarreras…
Crónica: Mari Moreno | Fotos: Nacho Borrallo